domingo, 18 de octubre de 2009

HÉROS CIVILES, MILITARES Y PERSONAJES ILUSTRES


HÉROS CIVILES, MILITARES Y PERSONAJES ILUSTRES


I. MANCO INCA.-

Manco Inca Yupanqui, también conocido como Manco Cápac II fue el primero de los cuatro rebeldes incas de Vilcabamba. Escapo de los ejércitos de Atahualpa en Cusco y ofreció ayuda a los conquistadores españoles creyendo que lo liberarían de las “malignas tropas de Quito”. Lo nombraron Emperador Inca, pero después de los múltiples abusos que cometieron con él y con su pueblo, decidió escaparse y revelarse; en 1536 casi libera Cusco y expulsa a los españoles sin embargo se refugio en Vilcabamba al tener que dar de baja a sus tropas por el excesivo tiempo que estaba tomando la guerra, finalmente fue asesinado en 1544 – 1545 por 07 españoles que lo traicionaron.



Manco Inca fue uno de los más de 600 hijos que tuvo Huayna Cápac probablemente nació en el año de 1515, en Cusco, Cuando las tropas de Atahuallpa tomaron dicha ciudad, bajo el mando del General Quisquis, mataron a los descendientes de Huayna Cápac.



Huáscar y todo aquél que pudiera intentar tomar el lugar del Inca. Por esta razón Manco Inca se vio obligado a huir evitando cualquier contacto con los atahualpistas. El 14 de noviembre de 1533 encontró a Francisco Pizarra y su contingente tanto inca como español. Éste y otros hechos como la matanza de Atahualpa llevaron a Manco Inca a creer que los españoles eran "salvadores" enviados por los dioses. Al presentarse a Pizarra éste le respondió: "Has de saber que yo vine con el único propósito de protegerte y liberarte de esta gente de Quito, podéis creer que yo no vengo en provecho mío." Existen dos versiones sobre el fin de Chalcuchímac. Una de ellas dice que para darle una mayor credibilidad al joven inca, Pizarra quemó vivo a Chalcuchímac en su delante. Por otro lado, José A. del Busto cita a Pedro Sancho de la Hoz cuando afirma que el general ya había muerto un día antes del arribo de Manco Inca.

En la mañana del sábado 15 de noviembre, día de San Eugenio, las tropas hispano-indígenas ingresaron a la capital (Cusco) por el cerro de Carmenca (actual barrio de San Blas) para luego bajar por un camino que llevaba a un río y que posteriormente bautizaron como "El callejón de la Conquista" o "La calle "de los Conquistadores". Tras saquear el Coricancha, los templos y palacios más importantes del Cuzco, Francisco Pizarra coronó a Manco Inca como Sapa inca.



LA GUERRA DE LIBERACIÓN INCA



La Planificación



Cuando Manco Inca fue coronado Sapa Inca' por los españoles, no disponía de muchos privilegios, además era maltratado y humillado con frecuencia. Su esposa principal fue llevada al harén de Pizarra, su hermana fue violada delante de él y era constantemente vigilado por algún grupo de españoles. Tras esos sucesos, intentó escaparse dos veces pero no tuvo éxito en sus intentos, y fue severamente castigado por los españoles (lo encadenaron, y solían tirarlo al piso y orinarse en sus orejas). Finalmente, el 13 de abril de 1536, Hernando Pizarra lo dejó libre con la condición de que no abandonara Cusco. Manco Inca le dio ladrillos de oro, vigas de plata y una propia vajilla de oro como agradecimiento y ofreció traerle una estatua de oro de Huayna Cápac tamaño real, el español, creyéndole, lo dejó ir, pero Manco Inca se fue al pueblo de Calca, donde sus capitanes ya lo estaban esperando.



El sitio del Cuzco

Manco Inca huyó a Calca, ahí juntó rápidamente un ejército y a muchos nobles cuzqueños. Hernando Pizarra y su ejército (la mayor parte compuesto de incas sublevados) atacaron las tropas de Manco Inca en Calca, pero fueron derrotados y se retiraron. Unos días después en Yucay también fueron derrotadas las tropas de Gonzalo Pizarra ante los ataques de Manco Inca.

Ese mismo año (1536) Manco Inca organizó dos poderosos ejércitos, uno bajo el mando de Quizu Yupanqui con el objetivo de tomar Lima y otro bajo su propio mando que tomaría Cusco. Para el día de la toma de Cuzco el ejército de Manco Inca contaba ya con jinetes y ballesteros incas y algunos mosquetes, inclusive el mismo Manco inca usó una espada y una coraza española.

En la toma de Cuzco se enfrentaron las tropas rebeldes de Manco Inca contra 30.000 incas "pizarristas" y 200 españoles que se refugiaron en el centro de Cuzco. La contienda duró 9 meses y la ciudad se vio muy afectada por la guerra, muchos techos se incendiaron, se hicieron tumbar algunos muros y Manco Inca ordenó hacer inundar la capital descanalizando los ríos Tullumayu y Saphi que pasaban por medio de la ciudad para impedir que los soldados a caballo huyan. Sin embargo, Alonso de Alvarado regresó a la ciudad imperial de una expedición fracasada, en Lima le proporcionaron indios de Panamá y de Nicaragua con los cuales fortaleció el ejército pizarrista de Cuzco. Pronto las tropas de Manco Inca fueron reducidas y replegadas en Sacsayhuamán. La última batalla fue la Batalla de Sacsayhuamán donde se destacó el soldado rebelde Cahuide al lanzarse del torreón de Muyucmarca. En esta batalla murió Juan Pizarra de un golpe en la cabeza.

Tras ser derrotado en Cuzco, y su general en Lima, las tropas de Manco Inca se replegaron a Qltantaytambo, donde presentarían batalla, y finalmente a Vilcabamba.



Estadía en Vilcabamba

Manco Inca se refugió en la fortaleza de Ollantaytambo, ahí fue atacado por la caballería y los incas pizarristas que luchaban del bando de Hernando Pizarra. La Batalla de Ollantaytambo la ganaron los locales, obligando a las tropas de Hernando Pizarra alejarse tan rápido que dejaron sus toldos (carpas).

En 1537, Paullu Inca, hermano de Manco Inca, se alió a las tropas de Almagro y tomaron juntos el Cuzco, desplazando a las tropas de los hermanos Pizarra. Tras esta toma Almagro nombró Sapa Inca a Paullu Inca.

Luego, las tropas de Manco Inca se trasladaron a Vilcabamba, donde se organizaron en tres sectores:

1. Sector Norte: Al mando de Illa Túpac para atacar la costa y sierra norte de Perú y Ecuador.

2. Sector Medio: Al mando de Manco Inca tuvo control desde Jauja hasta Vilcas.

3. Sector Sur: Al mando de Vila Orna, Tiso Yupanquí y Ccora para dominar el Contisuyo



Este sector medio fue atacado por Villadiego, en la batalla sólo sobrevivieron 2 soldados españoles, Manco Inca montado en un caballo había sorprendido a los conquistadores y los había hecho caer al abismo.

En 1539 Gonzalo Pizarra mandó a decir a Manco Inca que si no se entregaba, matarían a flechazos a su esposa y hermana llamada Cora Ocllo. Al no obedecer en 30 días los ballesteros españoles amarraron a la mujer a un poste de madera, y ella, antes de ser ejecutada les dijo: ¿En una mujer vengáis sus enojos? ¡Vamos, daos prisa y acabadme pronto!

En 1542, cuando Manco Inca se enteró de la muerte de Francisco Pizarra, se alió a las tropas de Diego de Almagro, inclusive, muchos almagristas se refugiaron donde Manco Inca en Vitcos.



MUERTE

En 1545 (algunos sostienen que fue en 1544), Alonso de Toro, teniente gobernador de Cusco ofreció una oportunidad a los almagristas que habían traicionado a España. Les dijo que si mataban a Manco Inca les perdonaría, y así fue. Un día de 1545, en Vilcabamba 7 almagristas asesinaron a Manco Inca delante de su hijo.

Su hijo, Titu CUSÍ Yupanqui, sería más tarde cronista, y narró la muerte de su padre. Escribió el último mensaje que le dio agonizante: "No te dejes engañar con sus melosas palabras, son todas mentiras, si tú les crees te engañarán corno lo hicieron conmigo". Las cabezas de los 7 españoles que asesinaron a Manco inca fueron exhibidas en las plazas y calles de Vítcos y Vilcabamba.



Le sucedió su segundo hijo, Sayri Túpac inca, quien al morir dejó el trono a su hermano mayor (hijo mayor de Manco Inca) llamado Titu Cusí Yupanqui y cuando este murió le dejó el trono a su hermano llamado Túpac Amaru I. Los cuatro incas de Vilcabamba fueron de la familia de Manco Inca.



II. ANDRÉS AVELINO CÁCERES



Andrés Avelíno Cáceres Dorregaray (nació en Ayacucho, 10 de noviembre de 1836 - murió en Lima, 10 de octubre de 1923) fue tres veces Presidente del Perú en el siglo XIX, entre 1884 y 1885, entre 1886 y 1890 y nuevamente entre 1894 y 1895. En Perú es considerado un héroe nacional por liderar la resistencia en la sierra central peruana contra la ocupación de Chile durante la guerra del Pacífico (1879-1883), siendo general del ejército peruano. Allí fue conocido como Taita Cáceres y El brujo de los Andes. Era también quechua hablante. Es considerado patrono del Arma de Infantería del Ejército Peruano.

PRIMEROS AÑOS

Nació el 10 de noviembre de 1836, día de San Andrés Avelino, en la ciudad de Ayacucho. Sus padres fueron Don Domingo Cáceres y Oré, hacendado de Ayacucho y Doña Justa Dorregaray Cueva respetable dama huancaína descendiente por línea paterna de Catalina Wanka, quien fuera princesa incaica-wanka. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nacional de su ciudad natal. Más tarde, en 1853, ingresó en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho.

Un año después abandonó sus estudios e ingresó como cadete en el batallón Ayacucho organizado por el general Fermín del Castillo, con el que participó en la rebelión dirigida por el general Ramón Castilla contra el presidente José Rufino Echeniqué, la cual acabó con la victoria del último en la Batalla de La Palma (5 de enero de 1855).

Después de ésta batalla, obtuvo el rango de segundo teniente y en 1857 el grado de teniente. Entre 1856 y 1858 apoyó activamente el gobierno de Ramón Castilla contra la rebelión de Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa, formando parte de la segunda compañía del batallón Ayacucho durante la Guerra Civil Peruana de 1856-1858. Participa en las batallas de Yumina (Arequipa), Bellavista (Arequipa) y en el asalto fina! de Arequipa, por lo cual es ascendido a capitán. Durante los combates Cáceres fue herido bajo el ojo izquierdo, lo que no comprometió su vista.



GUERRA CONTRA ESPAÑA

Durante este periodo se hizo famoso por su abierta oposición al gobierno del presidente Juan Antonio Pezet, que había permitido la ocupación de las islas Chincha por una Expedición Científica Española a través del acuerdo de Vivanco-Pareja en 1885. Por sus críticas tuvo que exiliarse a Chile con otros muchos oficiales pero consiguieron regresar a Perú, desembarcando en el puerto sur de Moliendo.

Se unieron a la Revolución Restauradora del Honor Nacional mandada por Mariano Ignacio Prado contra el gobierno de Pezet. Cáceres participó en la ocupación de Lima y más tarde, con Prado como presidente, en el combate del dos de mayo de 1868 en Callao. Aquí estuvo al mando de 46 hombres y 30 voluntarios en el fuerte Ayacucho, desde el cual puso fuera de combate a las fragatas Villa de Madrid y Bereguela.



REBELIONES CONTRA EL PARTIDO CIVIL

En 1868 decidió abandonar la carrera militar y regresar a Ayacucho para dedicarse a la agricultura. Pero en 1872 tuvo que volver a la arena política oponiéndose al golpe de estado del coronel Tomás Gutiérrez contra el presidente Manuel Pardo y Lavalle. Pardo era el primer presidente civil de Perú y el fundador del influyente Partido Civil, que desempeñó un importante papel en la historia política de Perú.



Su respaldo al presidente Pardo le acarreó el apoyo de los líderes del Partido Civil y fue ascendido a jefe del batallón Zepita. Como tal, en 1874, suprimió la rebelión dirigida por el que sería futuro presidente Nicolás de Piérola en la batalla del Alto de Los Ángeles en Moquegua. Por esta acción fue nombrado coronel y más tarde prefecto de Cuzco, sin descuidar sus obligaciones como líder del escuadrón Zepita.



GUERRA DEL PACÍFICO

Campaña del Sur

Tras el comienzo de la guerra del Pacífico el 5 de abril de 1879, Cáceres fue enviado a la cabeza del batallón Zepita en defensa del Departamento de Tarapacá. Fue nombrado comandante de la 2da. División del Ejército del Sur. Allí luchó contra el ejército de Chile en las batallas de San Francisco (19 de noviembre de 1879) y Tarapacá (27 de noviembre de 1879). En la última su intervención fue decisiva para organizar la defensa y contraataque, lo que selló la victoria peruana.



A pesar de esta victoria, el ejército peruano no fue capaz de frenar la invasión de Tarapacá y se vio forzado a retirarse al norte al Departamento de Tacna. El ejército chileno desembarcó mas al norte de Tacna, en ILO, desde donde atacaron las posiciones peruanas. Cáceres desempeñó un papel importante en la reorganización del ejército sur de Perú. Dicho ejército fue desplegado alrededor de la ciudad de Tacna con el objetivo de unir fuerzas con el recién creado ejército de Solivia que era dirigido por el presidente de Bolivia en persona, el general Narciso Campero, quien había dado golpe de estado a Hilarión Daza. Sin embargo, la inestabilidad política creada por Nicolás de Piérola tras conseguir derrocar a Mariano Ignacio Prado solo obstaculizaba las acciones de Cáceres, retrasando las acciones de la fuerza conjunta contra los chilenos. Cáceres tuvo una notable participación en esta batalla antes de retirarse a Lima, donde llegó en agosto de 1880.



Campaña de Lima

Cáceres fue nombrado comandante de la 5o división de la reserva, entrenando a las tropas en Huaral. Por el camino iba reclutando los restos del ejército peruano junto a civiles que armaba y los alistaba para luchar.

Piérola ordenó que el ejército se preparase para defender la capital, Lima. En el sur de Lima, forma dos líneas defensivas extensas: la de San Juan, compuesta por trincheras y que iba desde el Morro Solar hasta Monterrico chico, y la de Miraflores, que era la línea de reductos, que iba desde Armendáriz hasta el camino a Chosica. Esperando un ataque por el norte, Piérola marchó con un fuerte contingente de tropas al balneario de Ancón, dejando muy debilitado al ejército de Cáceres.

Las tropas chilenas-al mando de Baquedano habían desembarcaron en Pisco y Curayacu, a tres millas de Chuca, y llegan a Lima por el Morro Solar.

Sin posibilidad de recibir refuerzos, y con las tropas chilenas desplegándose por el sur, las fuerzas peruanas fueron derrotadas en las batallas de San Juan y Miraflores.

Cáceres participa en la batalla de San Juan el 13 de enero de 1881, y tiene que retirarse a Miraflores luego de haber sufrido fuertes pérdidas con lo que le quedaban de sus hombres. Después de la derrota de San Juan, las tropas chilenas incendian Chorrillos y Barranco. Aprovechando la borrachera con la que sus enemigos celebraban su victoria," Cáceres solicita algunos soldados para atacar por sorpresa a los chilenos, pero Piérola se niega. Dos días después, e! ejército chileno vence la línea de Miraflores, donde Cáceres lucha sufriendo la perforación del fémur derecho. Acude a un puesto ambulatorio en San Carlos, y es escondido por los jesuitas en la celda del padre superior del Convento de San Pedro. El 15 de abril de 1881, todavía convaleciente, sale de Lima ocupada ya por los chilenos a fin de no ser capturado, hacia Jauja donde es nombrado Jefe Político del Centro.



Campaña de la Breña

Como oficial más antiguo de la región, Cáceres .fue nombrado jefe político-militar de los departamentos del Centro (6 de abril de 1881) por Nicolás de Piérola, recibiendo el encargo de organizar la resistencia contra la ocupación chilena, conduciendo una guerrilla para la que movilizó al campesinado en lo que se llamó Campaña de la Breña en el Perú y Campaña de la Sierra en Chile. Gracias a la ayuda local, al agreste terreno y a sus propias habilidades militares, Cáceres causó algunas derrotas a las expediciones chilenas mandadas contra él en las batallas de Pucará, Marcavalle, nuevamente Pucará y Concepción. El 5 de de junio de 1883, el congreso de Arequipa con el gobierno de Lizardo Montero elige a Cáceres Segundo Vicepresidente de la República.

Por estos logros se le apodó como el Brujo de los Andes. A pesar de su talento y resolución, fue finalmente derrotado por unas mejor equipadas, mayormente disciplinadas y entrenadas tropas chilenas en la Batalla de Huamachuco el 10 de julio de 1883.

Luego de la ocupación chilena, el Perú se sumió en un estado de anarquía. El ejército invasor había dispuesto la creación de un gobierno en la ciudad de Lima encabezado por Francisco García Calderón. Este, al intentar organizar una resistencia fue remplazado por Lizardo Montero. Montero, ante su negativa de firmar la cesión de territorio, huyo a Arequipa donde continuó gobernando. Por su parte, en el norte, Miguel iglesias fue proclamado como Presidente Regenerador de la República.

En ese contexto, Cáceres se proclamó Presidente DEL Perú el 16 de julio de 1884 argumentando la quiebra total del orden constitucional. Sin embargo su mandato no pudo prosperar.

Este periodo estuvo marcado por el enfrentamiento de entre Cáceres e Iglesias; el gobierno peruano encabezado por Miguel Iglesias firmo el contrato de Ancón, el 10 de octubre del mismo año, reconociendo la derrota y dando por terminada la guerra con chile. Sin embargo la animadversión generada por la población hacia Iglesias por el contenido de este tratado causó que este renunciara a la presidencia a favor de Antonio de Arenales, quien la entrego posteriormente a Cáceres.





III. JOSÉ MARIA ARGUEDAS



Escritor y antropólogo peruano. Su labor como novelista, como traductor y difusor de la literatura quechua, y como antropólogo y etnólogo, hacen de él una de las figuras claves entre quienes han tratado, en el siglo XX, de incorporar la cultura indígena a la gran corriente de la literatura peruana escrita en español desde sus centros urbanos. En ese proceso sigue y supera a su compatriota Ciro Alegría. La cuestión fundamental que plantean estas obras, pero en especial la de Arguedas, es la de un país dividido en dos culturas —la andina de origen quechua, la urbana de raíces europeas— que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Los grandes dilemas, angustias y esperanzas que ese proyecto plantea son el núcleo de su visión. Nacido en Andahuaylas, en el corazón de la zona andina más pobre y olvidada del país, estuvo en contacto desde la cuna con los ambientes y personajes que incorporaría a su obra. La muerte de su madre y las frecuentes ausencias de su padre abogado, le obligaron a buscar refugio entre los siervos campesinos de la zona, cuya lengua, creencias y valores adquirió como suyos. Como estudiante universitario en San Marcos, empezó su difícil tarea de adaptarse a la vida en Lima sin renunciar a su tradición indígena, viviendo en carne propia la experiencia de todo trasplantado andino que debe aculturarse y asimilarse a otro ritmo de vida. En los tres cuentos de la primera edición de Agua (1935), en su primera novela Yawar fiesta (1941) y en la recopilación de Diamantes y pedernales (1954), se aprecia el esfuerzo del autor por ofrecer una versión lo más auténtica posible de la vida andina desde un ángulo interiorizado y sin los convencionalismos de la anterior literatura indigenista de denuncia. En esas obras Arguedas reivindica la validez del modo de ser del indio, sin caer en un racismo al revés. Relacionar ese esfuerzo con los planteamientos marxistas de José Carlos Mariátegui y con la novelística políticamente comprometida de Ciro Alegría ofrece interesantes paralelos y divergencias. La obra madura de Arguedas comprende al menos tres novelas: Los ríos profundos (1956), Todas las sangres (1964) y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971); la última es la novela-diario truncada por su muerte. De todas ellas, la obra que expresa con mayor lirismo y hondura el mundo mítico de los indígenas, su cósmica unidad con la naturaleza y la persistencia de sus tradiciones mágicas, es Los ríos profundos. Su mérito es presentar todos los matices de un Perú andino en intenso proceso de mestizaje. En Todas las sangres, ese gran mural que presenta las principales fuerzas que luchan entre sí, pugnando por sobrevivir o imponerse, recoge el relato de la destrucción de un universo, y los primeros balbuceos de la construcción de otro nuevo. Otros relatos como El sexto (1961), La agonía de Rasu Ñiti (1962) y Amor mundo (1967) complementan esa visión. El proceso de adaptación a la vida en Lima nunca fue del todo completado por Arguedas, cuyos traumas acarreados desde la infancia lo debilitaron psíquicamente para culminar la lucha que se había propuesto, no sólo en el plano cultural sino también en el político. Esto y la aguda crisis nacional que el país empezó a sufrir a partir de 1968, lo empujaron al suicidio, que no hizo sino convertirlo en una figura mítica para muchos intelectuales y movimientos empeñados en la misma tarea política.


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